jueves, 31 de enero de 2013

Thubten Chodron: Arya Tara, una Estrella con la que Navegar.

INTRODUCCIÓN.

 

Thubten Chodron, nacida en Los Ángeles, California, es una monja de la tradición gelugpa, discípula del venerado Lama Yeshe, y un ejemplo del perfecto conocimiento y práctica del Dharma en Occidente. Es autora de varios libros, y como conferenciante, ha impartido enseñanzas por diversos lugares de Europa, Asia, y América. El presente texto corresponde a una de sus conferencias.

 

ARYA TARA, UNA ESTRELLA CON LA QUE NAVEGAR.

 

Ante vosotros, sentada en un loto, está una hermosa mujer con un cuerpo hecho de una radiante luz verde…… ¿Quién es? ¿Qué es Tara? ¿Por qué los practicantes de Budismo Tibetano meditan sobre ese ser? ¿Cómo puede una relación espiritual con ella enriquecer nuestras vidas? ¿Cómo puede la irradiación de las cualidades de Tara iluminar nuestras vidas? ¿Cómo puede Tara, la liberadora, llegar a ayudarnos?

 

Tara puede ser entendida a muchos y diferentes niveles. En primer lugar, ella es una figura histórica, una persona que generó la bodhicitta (la intención altruista de obtener una perfecta iluminación, con la intención de beneficiar a todos los seres vivos, de la forma más efectiva), y que mantuvo esa intención de llegar a ser un Buda. En segundo lugar, ella es una manifestación de las cualidades de la mente iluminada; y en tercer lugar, es nuestro potencial de ser un Buda en el futuro, en su forma completamente desarrollada y purificada. Un meditador puede alternar estas distintas comprensiones de su naturaleza, utilizándolas conforme lo necesite, para desarrollar sus buenas cualidades, sea hombre o mujer.

 

TARA COMO PERSONA.

 

Hace muchos eones, en un universo diferente, vivió una princesa llamada Yeshe Dawa. Basándose en su propia investigación y experiencia, llegó a desarrollar una gran confianza en las Tres Joyas (los Budas, el Dharma, y la Sangha). Comprendió la naturaleza insatisfactoria de la existencia cíclica, y entonces tomó la resolución de liberarse de todos los sufrimientos.

Pensando que todos los seres vivos eran iguales a ella, en cuanto a que todos ellos deseaban la felicidad, y no querían el sufrimiento, la princesa Yeshe Dawa desarrolló un genuino y ecuánime amor y compasión por todos y cada uno de los seres vivos. No se sentía cautivada por los lujos de la vida palaciega; en vez de ello, tomó el voto de mostrar el camino a la liberación a millones de seres cada día antes de tomar ella su desayuno, a otros millones más antes de su almuerzo, e incluso a más antes de acostarse a dormir al llegar la noche. Debido a esto, fue llamada Arya Tara (Tibetano: Pagma Drolma), que significa “La Noble Liberadora”. “Arya” indica que ha realizado directamente la naturaleza de la realidad; y “Tara” muestra su actividad liberadora. Cuando las autoridades religiosas le sugirieron que rogara para renacer como un varón en sus vidas futuras, Tara rehusó, diciendo que ya habían sido muchos los Budas que se manifestaron en cuerpos masculinos; y entonces hizo la firme promesa de alcanzar el Completo Despertar en un cuerpo de mujer; y de retornar continuamente, con una forma femenina, para beneficiar a los demás.

Seamos hombres o mujeres, esta Tara histórica es un modelo de conducta para nosotros. Como nosotros, fue en un tiempo un ser ordinario, con sus problemas, estrés, y emociones perturbadoras. Pero entrenando su mente en las enseñanzas de los Budas, logró el Completo Despertar; el estado de verse libre de todas las negatividades, y el desarrollo de todas las buenas cualidades. Del mismo modo, si practicamos el Dharma con gozoso esfuerzo, también nosotros podemos alcanzar un estado como el suyo. Sonriéndonos, Tara dice:”Si yo puedo hacerlo, tú también puedes”, dándonos fuerzas en el Sendero.

En otra leyenda, se dice que Tara nació de una lágrima de Avalokiteshvara. Como Bodhisattva, Avalokiteshvara (Tibetano: Chenrezig, Chino: Kuan Yin) trabajaba diligentemente para liberar a todos los seres de los reinos infernales. Habiendo logrado esto, descansó un momento; pero cuando se despertó, encontró los infiernos repletos de nuevo con seres vivos que habían nacido allí debido al poder de sus acciones dañinas. Por un momento se desesperó, y comenzó a llorar con pesar, a causa de la condición en la que se encontraban esos seres ignorantes. De una de sus lágrimas emergió Tara, que le animó a proseguir en el camino de los Bodhisattvas, diciendo: “No desesperes, te ayudaré a liberar a todos los seres”. En esta historia, vemos de nuevo a Tara como persona, aunque haya tenido un nacimiento milagroso. Esta leyenda puede inspirarnos para que no perdamos la fe en la ardua tarea de beneficiar a los seres. Tal paciencia y perseverancia son necesarias, pues por lo que sabemos, los seres ignorantes, como nosotros mismos, frecuentemente hacemos lo contrario de lo que nos traería paz y felicidad. El optimismo de Tara nos da fuerzas en las situaciones difíciles, mostrándonos que el sufrimiento siempre puede ser superado.

 

TARA COMO MANIFESTACIÓN DE LAS CUALIDADES ILUMINADAS.

 

Una segunda forma en la que Tara puede ser entendida, es como una manifestación o encarnación de las cualidades iluminadas. La mente de un Buda está más allá de nuestras percepciones, o de nuestra comprensión conceptual. Todos aquellos que han despertado practicaron durante eones con el fin de purificar sus mentes y de aumentar sus capacidades, para así poder beneficiarnos. Pero necesitan una forma de comunicarse con nosotros para guiarnos por el Sendero que lleva desde el abandono del sufrimiento, hasta el Completo Despertar. Puesto que somos seres encarnados, que nos relacionamos con colores, formas, y otros objetos de los sentidos, los compasivos Budas se aparecen bajo diversas formas para comunicarse con nosotros. Tara, como otras deidades objeto de meditación, es una de estas formas.

Cada deidad es una manifestación de las mismas cualidades de la Iluminación (amor, compasión, gozo, ecuanimidad, generosidad, disciplina ética, paciencia, esfuerzo entusiasta, concentración, sabiduría) aunque cada manifestación pueda enfatizar una cualidad en particular. Por ejemplo, Tara simboliza la actividad de la iluminación; mientras que Avalokiteshvara encarna la compasión. De las diversas formas de Tara, Tara Verde, que será descrita a continuación, elimina los obstáculos y nos aporta éxito en nuestra práctica. Tara Blanca, propicia la salud actuando contra la enfermedad, y otorga una larga vida. De entre las Veintiuna Taras, y las Ciento Ocho Taras, cada una tiene su propia especialidad, simbolizada por su color, sus implementos, y su postura física.

Hablando en otro sentido, Tara es una emanación del gozo y la vacuidad. Dentro de la Esfera de la Vacuidad (la ausencia de una existencia inherente, o propia, tanto en las personas como en las cosas) la gozosa sabiduría de la realización de la vacuidad, aparece bajo la forma de Tara. Gracias a que aparece en esta forma física de Tara, las mentes del gozo y la vacuidad de todos los Budas nos inspiran a desarrollar actitudes y acciones constructivas.

Comprendiendo el significado simbólico de las características físicas de Tara, ganamos confianza en ella, y nos inclina a seguir el camino que ella nos enseña, generando sus cualidades en nosotros mismos.

Su forma femenina nos empuja a la vida espiritual. Mi Maestro, Lama Thubten Yeshe, que meditaba en Tara diariamente, con frecuencia se refería a ella como “Mami Tara”. Al igual que nosotros, los seres humanos, sentimos afinidad hacia nuestras madres y confiamos en su constante y compasiva ayuda, así es como nos vemos atraídos, de forma natural, por Tara. Podemos relajarnos en su presencia, y mirarnos a nosotros mismos honestamente, sabiendo que Tara no nos juzgará, rechazará, o abandonará debido a nuestras torpezas. Como cualquier madre, ella ve el potencial de su hijo (en este caso, nuestro potencial espiritual, la Naturaleza de Buda o Dharmadhatu) y quiere alimentarlo. Sentimos que podemos generar fácilmente fe en el sendero que ella nos enseña. De este modo, su forma femenina propicia el incremento de nuestra confianza en las Tres Joyas, y nos da apoyo en nuestra práctica.

Su forma femenina representa la sabiduría, el elemento necesario para eliminar la ignorancia que tergiversa la visión de la realidad, y que es la causa de todo nuestro sufrimiento. Las mujeres tienden a tener una comprensión rápida e intuitiva. Tara representa esa cualidad, y consecuentemente puede ayudarnos a desarrollar dicha sabiduría. Por eso es llamada “La Madre de Todos los Budas”, porque la sabiduría de la realización de la realidad que ella encarna, da origen a la Completa Iluminación, el estado de liberarse de las discriminaciones dualísticas y estrechas de miras; y de su acompañante, el egocentrismo.

El color de Tara Verde simboliza la actividad y el éxito. Aunque ella posee las mismas cualidades que todas las demás manifestaciones de los Omniscientes, encarna específicamente la actividad de la iluminación, a través de la cual los Budas actúan para beneficiarnos y guiarnos. También representa el aspecto purificado del elemento aire, que activa el crecimiento en el mundo. Al igual que el elemento aire origina el crecimiento de las plantas verdes, a consecuencia de lo cual llega el espíritu vital de la primavera tras la monotonía del invierno, la actividad iluminada de Tara hace florecer nuestras buenas cualidades, y nos guía hacia la frescura de la liberación tras el sufrimiento de la existencia cíclica. Contemplar las plantas verdes que crecen fácilmente es un deleite para un granjero. Similarmente, su color verde representa el éxito, tanto en los asuntos mundanos como en el desarrollo espiritual, dándonos una sensación de deleite, esperanza, y optimismo.

Las aspiraciones hechas en presencia de Tara Verde pueden fácilmente traducirse en resultados; y las peticiones que se le hagan, pueden realizarse rápidamente. Una razón para esto es que visualizando y rogándole a Tara, nos estamos cargando de energía para crear las causas que originen la felicidad; y estamos eliminando interferencias en nuestra práctica de Dharma.

El cuerpo de Tara está hecho de luz. Transparente, se aparece; y aún así es intangible, como un arco iris, como un espejismo, o una ilusión. De este modo, su cuerpo representa la compatibilidad de las dos verdades: la convencional, y la última. En un aspecto convencional, Tara aparece y existe. Aunque cuando buscamos más profundamente, buscando su modo de existencia última, no podemos encontrar nada que exista inherentemente, independientemente de causas y condiciones, partes, términos, y conceptos. Tara convencionalmente aparece, como una ilusión; pero ultimadamente no puede ser encontrada, y está vacía de una existencia intrínseca.

El lenguaje corporal de Tara expresa sus realizaciones internas, y sus actividades externas. No se sienta con la cabeza baja, o con sus brazos cruzados a la altura del pecho, como hacemos cuando estamos con una actitud reservada, o cuando nos sentimos desgraciados. Al contrario, su postura “como de danza” es relajada, abierta, y amistosa. Su pierna derecha semiestirada indica su disposición a dirigirse hacia los reinos del sufrimiento, hacia los seres confusos, con la intención de ayudarnos. Debido a su intención altruista, Tara puede aparecer en esos reinos, sin verse negativamente afectada por el entorno. Ella no se asusta ante el sufrimiento, sino que lo afronta sin temor y con compasión; y por eso lo contrarresta. Su pierna izquierda está encogida, demostrando que tiene el  completo control sobre las energías internas sutiles. No importa si otros la alaban o la insultan, la hieren o ayudan; su energía no es alterada, y no pierde su ecuanimidad.

La mano derecha de Tara, con el mudra (gesto) de otorgar las sublimes realizaciones, muestra que siguiendo el Sendero, podemos llegar a lograr esas realizaciones. Este mudra también es llamado el gesto de la generosidad, simbolizando su deseo de dar posesiones materiales, amor, protección, y Dharma a todos los seres, de acuerdo a sus necesidades y a su particular disposición. Su mano izquierda está con el gesto de las Tres Joyas. Indica que desarrollando confianza en las Tres Joyas, y practicando sus enseñanzas, podemos realizar la unidad del gozo compasivo y la sabiduría; que está simbolizado por la unión de su dedo anular con el pulgar.

Sus miembros extendidos, la pierna y el brazo derecho de Tara, enfatiza la actividad compasiva, el aspecto del método del camino a la Iluminación. Su pie y su mano izquierda, que están más cercanas a ella, indican su imperturbable paz interior; obtenida practicando el aspecto de la sabiduría del Sendero.

En la coronilla de Tara está el Buda Amitabha, en completa paz y sonriendo. Como mentor espiritual de Tara, representa la importancia de tener un guía en el Sendero; que esté completamente cualificado, que sea sabio y compasivo. Manteniendo a su mentor sobre su coronilla, Tara siempre es consciente de las enseñanzas que recibió de Él. De esta forma, se nos recuerda que hagamos lo mismo.

Mientras que los seres ordinarios nos engalanamos con ornamentos externos para parecer más hermosos, la belleza interior de Tara, su tranquilidad, su compasión y sabiduría, son sus verdaderos adornos. Sus deslumbrantes collares de joyas, brazaletes, ajorcas, pendientes y diadema indican que las seis actitudes difíciles de conseguir, o paramitas (generosidad, moral ética, paciencia, esfuerzo entusiasta, concentración, y sabiduría) están perfectamente integradas en ella, y adornan toda su actividad.

Tara también está adornada con tres sílabas: un OM en el chakra de su coronilla; AH en el chakra de la garganta; y un HUM en el chakra del corazón. Estas tres sílabas encarnan respectivamente, el cuerpo, el habla, y la mente de Buda. También representan respectivamente a la Sangha, al Dharma, y al Buda, las Tres Joyas del refugio. Estas sílabas sirven como objetos sutiles sobre los que un meditador puede centrar su atención; y también nos recuerdan las cualidades que estamos desarrollando en nosotros mismos, como resultado de practicar las enseñanzas del Buda. Así que cada característica de la forma de Tara ilustra el camino hacia la Budeidad, y sus cualidades resultantes.

 

TARA COMO EL BUDA QUE RESULTARÁ.

 

Una tercera forma de ver a Tara es como un reflejo de nuestro presente  potencial para ser un Buda, en su estado completamente desarrollado en el futuro. Nuestros cuerpos y mentes extremadamente sutiles tienen el potencial de transformarse en el cuerpo y mente Completamente Iluminados de un Buda. Cuando visualizamos a Tara, y la contemplamos como la Tara resultante (debido a nuestra práctica de las enseñanzas) que llegaremos a ser, nos sentimos inspirados a entrenar nuestra mente en el Sendero que lleva a ese resultado. Examinemos ahora cómo se realiza esta práctica de Tara.

Una sadhana (un texto que describe una meditación guiada) de Tara comienza con la toma de refugio en las Tres Joyas, y generando la intención altruista de desarrollar la bodhicitta. Contemplando esto, clarificamos nuestra dirección espiritual y nuestra motivación para seguir la sesión. Entonces, visualizamos a Tara frente a nosotros, y desarrollamos las actitudes positivas a través de la Oración de la Siete Ramas. La primera rama, la postración, purifica el orgullo y desarrolla el respeto hacia las extraordinarias cualidades de los Iluminados, abriendo la puerta a que también nosotros desarrollemos estas cualidades. La segunda rama, el hacer ofrendas, supone el ofrecer hermosos objetos, tanto reales como imaginarios. Esto purifica la avaricia, y desarrolla el deleitarse en la generosidad. La tercera rama, confesar nuestras faltas, purifica las denegaciones, las justificaciones, racionalizaciones, y otras maquinaciones psicológicamente poco saludables, que nos apartan de ser honestos con nosotros mismos. Revelando nuestros errores, cultivamos la honestidad y la humildad. La cuarta rama, alegrarse de nuestras virtudes y de las de los otros, corta la envidia y desarrolla el regocijo por el bienestar y los logros de los otros. La quinta y sexta ramas, el pedir a los Budas y a nuestros mentores espirituales que permanezcan en nuestro mundo y nos enseñen el Dharma, purifica el daño que les hayamos hecho o la falta de respeto que podamos haber tenido para con ellos, y nos ayuda a apreciar el valor de su presencia en nuestras vidas. La séptima, la dedicación, comparte el potencial positivo de las prácticas anteriores con todos los seres, y las dedica a su bienestar temporal y último.

La sadhana continúa con versos alabando las cualidades de Tara, y solicitando su inspiración para nuestra práctica espiritual. Estos versos, recitados mientras visualizamos a Tara frente a nosotros, centran nuestra atención en las cualidades iluminadas de Tara. Cuanto más reflexionemos en las cualidades de Tara mientras meditamos, mejor podremos dar y recibir la felicidad que proviene de seguir el camino espiritual que ella nos enseña. Los versos nos ayudan a dar voz a nuestras más nobles aspiraciones espirituales, y haciendo esto recibimos fuerzas para realizarlas.

El verdadero corazón de la sadhana (la disolución en la vacuidad, y la generación de Tara en uno mismo) viene a continuación. Tara se sitúa ahora en lo alto de nuestra cabeza, y se disuelve en luz verde que fluye dentro de nosotros, y se fusiona con nuestro corazón/mente, en nuestro chakra del corazón. En este momento, meditamos en la no existencia de un “yo”, en la vacuidad, o en la inexistencia de una existencia independiente (de sus causas y condiciones) o de una existencia inherente ( algo que exista por sí mismo). Esto es, que no hay un “yo” sólido que esté meditando, ni una Tara concreta sobre la que meditar, y que no existe una acción de meditar que podamos encontrar. Todas las apariencias de una existencia inherente cesan, y nuestra mente permanece en la naturaleza última.

Dentro de este espacio vacío, que está libre de todas las falsas apariencias dualísticas, la sabiduría de nuestra mente aparece con la forma de Tara; con un cuerpo hecho de luz verde radiante. Aun conscientes de la ausencia de un “yo” independientemente existente, simultáneamente etiquetamos un “yo” en dependencia de la aparición de Tara. No teniendo una concepción sólida de “ser”, ni de la “carencia de ser” que esto genera, sin embargo podemos tener la sensación de “ser Tara”, e imaginamos ejecutar las actividades iluminadas de un Buda, para el beneficio de todos los seres. Con el ojo de nuestra mente, nos imaginamos teniendo el amor y la compasión imparcial hacia todos los seres que Tara siente; y nos imaginamos poseyendo los medios hábiles para permitirnos beneficiarles. De nuestro cuerpo de Tara hecho de luz, emanamos incontables pequeñas Taras que se expanden por el universo, tocando a cada uno de los seres sintientes. Todas las obstrucciones de los seres sintientes son purificadas, y todos ellos obtienen todas las realizaciones de Tara. Ahora que todos los seres han llegado a ser Tara, irradiamos ofrendas para todos ellos, que les generen un gozo no contaminado por el apego. Entonces, todas esas Taras caen como copos de nieve dentro de nosotros, bendiciéndonos e inspirando nuestra mente.

Como un niño que se disfraza y pretende ser un bombero, inspirándolo para poder llegar a serlo, nosotros nos imaginamos que somos un Buda que se relaciona con la gente, nos imaginamos como un ser Completamente Iluminado, sin ignorancia, hostilidad, o apego; y con una inmensurable sabiduría, compasión, y conocimiento. De esta forma, entrenamos a nuestra mente para pensar y actuar como un Buda, trayendo a la Tara que seremos en un futuro al momento presente, e imaginando que somos esa Tara. Esto planta la semilla para que nosotros lleguemos realmente a ser Tara en el futuro. Identificándonos con nuestra naturaleza de Tara, incrementamos el vigor de nuestra confianza, lo que nos estimula para llevar una vida llena de significado.

La visualización de la ejecución de las actividades iluminadas de Tara es frecuentemente hecha mientras se recita su mantra: om tare tuttare ture soha. Un mantra es una serie de sílabas en sánscrito, pronunciadas por un Buda cuando se encuentra en un profundo equilibrio meditativo sobre la naturaleza de la realidad. Nosotros recitamos un mantra para calmar nuestras energías, concentrar nuestra mente, y aproximarnos a un estado de equilibrio meditativo. En el mantra de Tara Verde, om representa el cuerpo, habla, y mente de Tara, las cualidades que queremos desarrollar. Tare, tuttare, y ture, todas ellas tienen el significado de “liberar”. Según una interpretación, nos liberan de los obstáculos para la generación de los senderos de los tres niveles de practicantes (capacidad inicial, media, y superior). Según otra, aparta las obstrucciones para generar los tres principales aspectos del sendero (la renuncia, la intención altruista de alcanzar la iluminación, y la sabiduría que realiza la vacuidad).

Según una tercera interpretación, tare significa “Liberando de la existencia cíclica”, esto es, del continuo renacer  con un cuerpo y una mente, bajo la influencia de la ignorancia. De las Cuatro Nobles Verdades, tare libera de la Primera Noble Verdad, la verdad del sufrimiento. Tuttare quiere decir “liberación de los ocho peligros”, que ya veremos más tarde. Así que tuttare nos libera de la Segunda Noble Verdad, la verdad de los orígenes del sufrimiento, las actitudes equivocadas, y las emociones y acciones contaminadas que provocan. Ture libera de la enfermedad. Puesto que la enfermedad más severa que padecemos son las actitudes equivocadas y las emociones aflictivas, así como los oscurecimientos sutiles de la mente, ture se refiere a la Tercera Noble Verdad, la verdad del cese del sufrimiento y de sus causas. Esta liberación es nuestro propósito último, y es el verdadero éxito espiritual. Esto se consigue a través de la práctica de la Cuarta Noble Verdad, el Sendero del Despertar. Soha, significa “que esto pueda realizarse”. Quiere decir: plantar la raíz del Sendero hacia el Completo Despertar, en nuestros corazones.

Una Alabanza al Mantra de Tara” ilustra las cualidades de cada grupo de sílabas:

Om, ante la Transcendente Conquistadora, Arya Tara, yo me postro.

Homenaje a la Gloriosa que libera con tare;

Con tuttare calmas todos los miedos;

Otorgas todos los éxitos con ture;

Al sonido de soha rindo gran homenaje.

Brevemente, esta es la forma en la que la sadhana de Tara guía nuestra mente por la senda del Pleno Despertar. Conforme el practicante progrese y realice la intención altruista, la concentración en un solo punto, y la penetración de la naturaleza de la realidad, su guía espiritual le instruirá en visualizaciones y meditaciones más avanzadas para purificar su mente y su cuerpo extremadamente sutil. Serán capaces de usar estos métodos maravillosos, para beneficiar a todos los seres vivos.

 

TARA LA LIBERADORA.

 

Tara nos libera de los ocho peligro externos y de los ocho peligros internos. Mientras que los ocho peligros externos amenazan nuestra vida o propiedades, los ocho peligros internos nos ponen en peligro espiritualmente, apartándonos del sendero que lleva al Despertar.

¿Cómo nos protege Tara? La verdadera protección es el refugio del Dharma, los senderos verdaderos, y el verdadero cese de los sufrimientos y de sus causas en nuestro continuo mental. Para desarrollarlo y después perfeccionarlo, en primer lugar debemos de estudiarlo; después reflexionar en su significado, y familiarizarnos con él, tanto en la meditación como en la vida cotidiana. Para realizar estas tres etapas debemos de contar con un maestro, y es de esta forma en la que Tara nos guía. En primer lugar ella nos enseña el Dharma, y entonces nos estimula a investigar su significado, de forma que podamos lograr una correcta comprensión. Finalmente, nos guía en la práctica de meditación, de forma que generemos verdaderas realizaciones, en vez de meras experiencias fantasiosas. Los seres iluminados no pueden quitarnos nuestras obstrucciones, como se arranca una espina del pie de alguien. Ni pueden otorgarnos sus realizaciones, como se llena de agua un cuenco vacío. En vez de eso, la verdadera ayuda que recibimos de ellos es enseñándonos el Sendero hacia el Despertar, el Dharma.

Los siguientes elocuentes versos pidiendo a Tara que nos proteja de esos peligros, fueron compuestos por el Primer Dalai Lama después de que hubiera completado un retiro de meditación sobre Tara. Muestran los obstáculos en el Sendero; de forma que los investigaremos, y comprenderemos cómo operan en nuestra mente. Entonces podremos aplicar los antídotos que el Buda enseñó para primero dominarlos, y finalmente erradicarlos; para que nunca vuelvan a reaparecer en nuestra mente.

EL LEÓN DEL ORGULLO

Viviendo en las montañas del punto de vista erróneo del egoísmo,

Hinchado con el sentimiento de ser superior,

Ataca a los otros seres con desprecio,

El león del orgullo. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

Como practicantes espirituales, uno de los mayores peligros en los que podemos caer es el ser orgullosos. Muchos tristes y dañinos escándalos en los que se han visto envueltos practicantes espirituales han sido desenterrados en estos últimos años, y en muchos de ellos alguien arrogantemente pensó que había llegado a un nivel de realización, que de hecho no tenía; y entonces se involucraba en actos no éticos.

Al igual que un león se pavonea en los bosques de montaña, nuestro orgullo vive en el entorno de los puntos de vista erróneos acerca de la naturaleza del “yo” o ego. Mientras que el “yo” es algo dependiente, lo aprehendemos, y después nos aferramos a él como si existiera de forma completamente independiente de todos los otros factores. Este punto de vista erróneo es la raíz de todo nuestro sufrimiento en la existencia cíclica. Manteniendo este punto de vista irreal sobre la forma en la que existimos, nos comparamos con los demás. Llegamos a sentirnos henchidos y orgullosos con respecto a aquellos que consideramos inferiores; envidiosos con respecto a quienes consideramos superiores; y queriendo competir con los que vemos como iguales. Nuestro orgullo genera desprecio, que es como las garras del león con las que herimos a los demás seres vivos. Estas acciones dañinas perpetúan nuestro renacimiento en los estados desafortunados de la existencia. De esta forma, el orgullo nos impide reconocer nuestra terrible situación en la existencia cíclica, porque arrogantemente pensamos que somos intachables. Así que dejamos de practicar el Dharma, y consecuentemente desarrollamos unas no muy buenas cualidades, mientras que nuestras buenas cualidades se van deteriorando.

La sabiduría que realiza la vacuidad de la existencia inherente es el antídoto para todos los ocho temores internos, porque ve la verdadera naturaleza del ego, que está vacío de cualquier existencia permanente o independiente. Puesto que esta realización necesita tiempo para ser generada, y es difícil de lograr, mientras tanto utilizamos antídotos más fáciles, que corresponden a cada aflicción específica. En el caso del orgullo, uno de los antídotos es contemplar un tópico difícil, como por ejemplo “las doce fuentes, y los dieciocho constituyentes”. ¿Qué es eso? Podemos preguntar. Pero esa es la cuestión: esos tópicos, aunque son esenciales para la realización del Sendero, son difíciles de comprender. Reconociendo cuan limitada es nuestra actual comprensión, decrece nuestro orgullo y nos hace más humildes.

Otro antídoto para el orgullo es pensar que todo lo que sabemos, y cada capacidad y habilidad que tengamos, es debido a la amabilidad de otros. Si somos buenos atletas, tenemos que agradecérselo a nuestros padres y entrenadores. Nuestro talento artístico o musical floreció debido a nuestros maestros, que lo cultivaron. Incluso algo que vemos como normal, como es la habilidad para leer, proviene de la amabilidad y el esfuerzo de mucha otra gente. Así que ¿Cómo podemos ser orgullosos pensando que tenemos buenas cualidades, porque somos alguien especial?

Pidiéndole a Tara que nos salve de este peligro, estamos realmente llamando a nuestra Tara interior, la semilla de nuestra propia sabiduría y compasión. Puesto que estas cualidades crecen gradualmente, nos protegen del daño que nuestro orgullo pueda infligirnos a nosotros mismos, y a los demás.

EL ELEFANTE DE LA IGNORANCIA.

Sin estar domado por el afilado gancho de la atención plena y de la vigilancia que observa lo que ocurre en el interior,

Aturdido por el licor enloquecedor de los placeres sensuales,

Entra en los caminos equivocados y muestra sus colmillos capaces de causar gran daño,

El elefante de la ignorancia. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

Poderoso, y aún incontrolado, un elefante enloquecido aterroriza a todos los que encuentra en su camino. Destruye las cosechas cultivadas con gran esmero, y pone en peligro la vida de muchos seres. Similarmente, en nuestra vida diaria, nuestra mente incontrolada llega a estar envuelta en muchas acciones no éticas; y cuando nos sentamos a meditar es incapaz de centrarse, y corre de forma alocada de un objeto a otro. Esto sucede porque nuestra mente no ha sido domada por la atención plena y la vigilancia, que son los factores mentales que la permitirán permanecer concentrada en lo que es importante. En el contexto del comportamiento ético, la atención plena es consciente del modo de conducta con respecto al cual queremos vivir, y la vigilancia nos chequea, de forma que podamos ver si estamos viviendo de acuerdo a ello. En el contexto de la sesión de meditación, la atención plena nos recuerda el objeto de meditación, de forma que permanezcamos centrados en él y no podamos ser distraídos por otro objeto; la vigilancia entretanto investiga si nuestra atención plena está activa, o si cualquier distracción o relajamiento de la atención ha ocurrido, interfiriendo en nuestra meditación.

Cuando nuestra mente está intoxicada por el ignorante apego a los placeres de los sentidos, hacemos cualquier cosa que tengamos que hacer para obtener el placer, o la ventaja que buscamos, incluso aunque esto suponga el tener que herir a otros con nuestros potentes colmillos. En suma, la ignorancia nos lleva por caminos erróneos que nos aportan más confusión y sufrimiento, en vez de propiciar el despertar.

Pidiéndole a Tara protección, estamos apelando a nuestros propios poderes de atención plena y de vigilancia. Como un sabio domador de elefantes que sabe, sin ningún temor, como dominar a un elefante salvaje, y como emplear su energía para utilizarla en propósitos constructivos, estos dos factores mentales nos llevan a tener un estilo de vida no violento y una profunda concentración. La atención plena es desarrollada a base de recordar repetidamente nuestro compromiso ético y nuestro objeto de meditación; y la vigilancia surge de chequear frecuentemente nuestra mente, con el fin de averiguar con qué está ocupada. Si nuestra mente está ocupada con algo que tenga que ver con el Sendero, la vigilancia la dejará seguir; si no es así, la vigilancia apela al antídoto adecuado para calmar cualquier emoción ignorante que nos afecte en ese momento.

EL FUEGO DEL ENFADO.

Impulsado por el viento de la atención inapropiada,

Agitando las arremolinadas nubes de humo de la conducta errónea,

Tiene el poder de quemar y destruir el bosque de las buenas acciones

El fuego del enfado ¡Por favor, protégenos de ese peligro!

El enfado es comparado con el fuego debido a su poder para destruir rápida e indiscriminadamente el potencial positivo, la harmonía, y la confianza entre la gente, las cuales habían sido cultivadas con gran esfuerzo a lo largo de un gran periodo de tiempo. Al igual que un violento incendio forestal, el enfado comienza con una pequeña chispa, y avivado por el viento de la atención inapropiada que se centra en ella, y que exagera las cualidades negativas de alguien o de algo, el enfado estalla. Violentamente produce convulsión en nuestra vida y en la de los demás, llevándonos a nebulosas conductas inapropiadas. En medio de las tenebrosas nubes de nuestras acciones dañinas, no podemos ver el origen de nuestras dificultades, y de esa manera no podemos hacer nada para extinguir el fuego del enfado.

Bajo la influencia del odio y de la rabia, nos hacemos daño tanto a nosotros mismos como a los demás. Como practicantes del Dharma, hemos intentado implicarnos en acciones constructivas (karma positivo) que dejen una huella positiva en nuestro continuo mental. Estas impresiones positivas producen el que aparezca la felicidad en nuestras vidas; y también sirve como si fuera una especie de abono para que la cosecha de las realizaciones espirituales crezca. Sin embargo, el fuego del enfado quema las impresiones positivas, haciéndolas inútiles. El enfado no solo chamusca a la víctima de nuestros actos destructivos (el otro ser vivo), sino que también lo hace con el perpetrador (nosotros mismos).

La paciencia, que es la capacidad para permanecer calmado internamente cuando se afrontan episodios de daño o de sufrimiento, es el antídoto para el enfado. Paciencia no significa rendirse pasivamente, o locamente tolerar el daño. En vez de eso, la paciencia mantiene en calma nuestra mente, de forma que podamos considerar con claridad y sabiduría las diversas opciones, y escoger una que aportará el mayor beneficio y el menor daño para todo el mundo, ante dicha situación. Con paciencia somos capaces de actuar con firmeza, a veces con una fortaleza llena de paz, otras con una compasión activa.

LA SERPIENTE DE LA ENVIDIA.

Escondida en el oscuro hoyo de su ignorancia,

Incapaz de soportar la riqueza y las buenas cualidades de los otros,

Rápidamente inyecta en ellos su cruel veneno

La serpiente de la envidia. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

La envidia, como las otras emociones perturbadoras, proviene de la ignorancia acerca de la naturaleza de la realidad. Ignorantemente nos hace pensar que seremos felices si destruimos la felicidad de otros. Como una serpiente venenosa, cuyo veneno mata a una persona sana, la envidia envenena la felicidad y las buenas acciones, tanto las nuestras como las de los demás. Mientras decimos: “Ama al prójimo como a ti mismo” y “Que puedan todos los seres ser felices”, cuando alguien ha tenido una buena fortuna que nosotros no hemos tenido, incluso aunque nosotros no hayamos movido ni un solo dedo para propiciarla, nuestra envidia no puede soportar su prosperidad, capacidad, o virtud. Bajo su influencia intentamos demoler la felicidad y el éxito de los otros. Este comportamiento es auto destructivo porque, si tenemos éxito, no nos sentimos bien con nosotros mismos cuando miramos el bienestar de los demás. Así que la envidia no solo ocasiona el deterioro de nuestra autoestima, sino que nos mantiene inmersos en el dolor. Como una serpiente que mata a sus víctimas por constricción, la envidia estrangula la vida de nuestra paz mental. A veces, el solo sufrimiento de la envidia nos estimula a buscar sus antídotos.

Regocijarse con la felicidad, talentos, fortuna, y buenas cualidades de los demás es su antídoto. Cuando los otros son felices ¡podemos alegrarnos de ello! Cuando otros se comportan sabia y amablemente, ¿Por qué no alegrarnos con su virtud? Alegrase es visto como la forma que tiene la persona perezosa de crear virtud. Cuando nos alegramos de las virtudes de otros (su amabilidad, generosidad, disciplina ética, paciencia, esfuerzo gozoso, concentración, sabiduría, etc) nosotros acumulamos un potencial positivo similar, como si nosotros tuviéramos esas admirables cualidades, o hubiéramos hecho esas buenas acciones. Puesto que necesitamos acumular gran cantidad de potencial positivo para progresar a lo largo del Sendero, el alegrarse de las buenas acciones y de la felicidad de los demás es definitivamente valioso. Nos estimula a lo largo del sendero al Despertar, y también nos hace felices precisamente ahora.

LOS LADRONES DE LOS PUNTOS DE VISTA ERRÓNEOS.

Vagando en el terrible yermo de la práctica inferior,

Y en los estériles desiertos del absolutismo y del nihilismo,

Saquean las ciudades y las ermitas de beneficio y gozo

Los ladrones de los puntos de vista erróneos. ¡Por favor, protégenos de ese peligro!

Cuando hemos atesorado posesiones que nos traen prosperidad y júbilo, queremos protegerlas de los ladrones.  Similarmente, debemos de tener cuidado para que nuestros puntos de vista correctos sobre importantes temas espirituales estén protegidos, porque son la base de nuestro progreso espiritual. Si siguiéramos puntos de vista equivocados, nos involucraríamos en prácticas aparentemente espirituales, que supuestamente nos llevarían al Despertar, pero que realmente no lo hacen. De esta forma, nos veríamos empobrecidos, varados en un desierto espiritual. La pobreza espiritual es más peligrosa que la material, porque afecta no solo a la felicidad en esta vida, sino que también a la de muchas vidas futuras.

Los ladrones de los puntos de vista erróneos son de varios tipos. Algunos puntos de vista creen que una acción carente de ética, es ética; y que prácticas destructivas conducen a la Iluminación. La distorsión de enseñanzas religiosas, tales como el pensar que matando infieles se consigue un renacimiento en el cielo, crea un mundo de temor en ambos, en la sociedad y en el interior de aquellas personas que mantienen esos puntos de vista.

Los principales puntos de vista erróneos, lo mismo que extensiones estériles en las que no pueden crecer las actividades que llevan a la liberación, están atadas a los dos extremos: absolutismo y nihilismo. El primero de ellos cosifica la forma en la que los fenómenos existen, mientras que el último niega totalmente su existencia. Mientras que las personas y los fenómenos están vacíos de una existencia independiente, el absolutismo mantiene que tales fenómenos tienen una existencia independiente. Ve a los fenómenos como poseyendo su propia existencia inherente, y existiendo por su propio poder, cuando no es así. El nihilismo se decanta hacia el otro extremo, creyendo que las personas y los fenómenos no existen de ninguna manera. Denigra el funcionamiento de la ley de causa y efecto, destruyendo entonces nuestro propósito de llevar a cabo acciones positivas, y de abandonar las que resulten dañinas. Cuando el absolutismo o el nihilismo están presentes, somos incapaces de comprender ni la naturaleza última de los fenómenos, ni su naturaleza convencional.

El punto de vista del Camino Medio (Madhyamika) es el equilibrio que necesitamos. Niega todas las fantasiosas formas de existencia, incluyendo la existencia independiente; pero afirma que todas las personas y fenómenos existen. Esto es, que aunque todo carece de existencia independiente, si existe dependientemente. Esta visión nos permite distinguir adecuadamente entre lo que existe y lo que no; y que practicar o que abandonar. De esta forma, nuestra acumulación de sabiduría y de potencial positivo (las ciudades y ermitas de los bienes y el gozo) está protegida; y nuestra felicidad asegurada.

LA CADENA DE LA AVARICIA.

Manteniendo a los seres encarnados en la insoportable prisión

De la existencia cíclica carente de libertad,

Los aprisiona con el vehemente abrazo de la escasez

La cadena de la avaricia. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

Aunque la ignorancia es la raíz de la existencia cíclica, lo que nos mantiene encadenados en el ciclo de sufrimiento, yendo de una vida a otra, es el deseo vehemente. Junto con el deseo vehemente está la avaricia, la mente que se aferra a nuestras posesiones, y que no puede soportar el apartarse de ellas. Aunque nos gusta vernos a nosotros mismos como personas generosas, cuando examinamos nuestro comportamiento hay mucho campo para la mejora. Por ejemplo, nuestros armarios y sótanos pueden estar llenos de cosas que no usamos, de hecho puede que ni siquiera recordemos que teníamos esas posesiones; pero si comenzáramos a limpiar nuestra zona de almacenaje, nuestra mente argüiría muchas razones para no dar esas cosas, incluso a gente que claramente las necesita. “Puedo necesitarlo yo más tarde”, “Esto tiene un valor sentimental”, “La gente a la que se los doy se aprovechará de mí, y me pedirá más”, “No quiero aparecer como si presumiera de ser generoso”, y así sucesivamente.

El miedo está frecuentemente tras nuestras escusas. Creemos, falsamente, que nuestras posesiones nos aportan seguridad en la existencia cíclica. De hecho, nuestro apego a ellas nos mantiene recluidos en una prisión de insatisfacción. Continuamente anhelamos por “más y mejor”, y aún no estamos satisfechos con lo que tenemos.

El desapego y la generosidad son los antídotos. Con el desapego, no concebimos a las posesiones materiales como una fuente fiable de felicidad, o como el culmen del éxito. Más centrados en nuestro interior, podemos encontrar el contentamiento, una rara “comodidad” en nuestra sociedad materialista. El contentamiento nos permite desarrollar el amor que desea que otros tengan la felicidad y sus causas, y entonces nos deleitamos dando.

El dar con el corazón abierto, nos aporta alegría, y beneficia directamente a otros. Los bienes serían entonces repartidos más equitativamente en nuestra sociedad, y entre las naciones; calmando el sentimiento de desigualdad social, que parece una enfermedad; y promoviendo la paz mundial. Como dijo Su Santidad el XIV Dalai Lama: “No es la supervivencia de los mejor adaptados, es la supervivencia de aquellos que cooperan mejor, la que hace a las especies prosperar. Ninguno de nosotros existe independientemente, necesitamos depender de otros, simplemente para mantenernos vivos. Así que ayudando a otros, y compartiendo la riqueza, se benefician ambos, uno mismo y los demás. La generosidad nos hace felices ahora, permite que nuestra especie continúe prosperando, y crea un karma positivo que nos traerá prosperidad en el futuro”.

EL TORRENTE DEL APEGO.

Arrastrados por el torrente de la existencia cíclica, tan difícil de cruzar;

Condicionados por los vientos impulsores del karma

Somos balanceados en las olas del nacimiento, vejez, enfermedad, y muerte

Del torrente del apego. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

Como un torrente, el apego nos arrastra, arrojándonos sin que tengamos ninguna ayuda en el tormentoso océano de la existencia cíclica. Lo hace de dos maneras. Primero, bajo la influencia del apego, que nos hace aferrarnos a personas, objetos, lugares, ideas, puntos de vista, etc, actuamos de forma dañina con la intención de conseguir lo que queremos. Nuestras acciones negativas crean conflictos con los demás ahora mismo, y dejan improntas en nuestro continuo mental que nos ocasionarán situaciones de sufrimiento más tarde. Segundo, a la hora de la muerte el apego surge una vez más, y nos aferramos a nuestro cuerpo y a nuestra vida. Cuando nos damos cuenta de que no podemos mantenernos en ellos por más tiempo, el apego entonces se agarra a otro cuerpo y a otra vida, y de esa forma renacemos en la existencia cíclica.

En cada nacimiento la vejez comienza inmediatamente tras el hecho de nacer, la enfermedad sobreviene repetidamente, y la muerte es su final ineludible. Mientras tanto, mientras seguimos arrastrados por el torrente del apego, continuamos actuando negativamente dejando más impresiones kármicas negativas en nuestro continuo mental, que originan aún más renacimientos, puesto que estamos hundidos en la confusión y el sufrimiento.

Cruzar el torrente de la existencia cíclica es difícil. Necesitamos una guía para poder hacerlo, una estrella con la que poder navegar, para encontrar nuestro camino a través de los oscuros mares de las emociones perturbadoras. La palabra sánscrita tara significa “estrella”, la raíz de cuyo significado es “guiar a través, llevar a través”. Le pedimos a Tara que nos proteja del peligro, enseñándonos el Sendero a la Liberación, y el Completo Despertar; por el cual cruzamos a la otra orilla, y llegamos a un estado mental de gozo y de libertad.

Contemplar la naturaleza transitoria de las cosas es un excelente antídoto para el apego. Viendo que los objetos a los que nos aferramos cambian momento a momento, sabemos que no durarán mucho, y que por ello no son fuentes fiables de felicidad. Apartándonos de su decepcionante condición, nos centramos en transformar nuestras actitudes y emociones perturbadoras, desarrollando las beneficiosas. A través del proceso de familiarización de nuestra mente con la compasiva motivación de la bodhicitta, y de la sabiduría de la realización de la vacuidad, progresamos por los estados del sendero de los Bodhisattvas hacia la Budeidad.

EL CARNÍVORO DEMONIO DE LA DUDA.

Vagando en el espacio de la más oscura confusión,

Atormentando a aquellos que se esfuerzan por conseguir el fin último,

Es letal para la liberación

El carnívoro demonio de la duda. ¡Por favor, protégenos de este peligro!

La duda es de varios tipos, y no todos ellos representan obstrucciones. Cuando nuestra duda es una forma de curiosidad que nos impulsa a aprender, examinar, y clarificar el significado de una enseñanza, nos ayuda en el Sendero. Sin embargo, cuando la duda mora en la confusión, y conduce a puntos de vista equivocados, nuestra mente trenza círculos en espiral que ella misma ha construido, y nos quedamos espiritualmente inmovilizados. Esta duda nos demora, devora nuestro tiempo, desperdiciando nuestra oportunidad de lograr la Liberación; parece un demonio carnívoro que destruye la vida, cortando al ras el floreciente potencial de la persona.

Una mente sumida en la duda no puede avanzar en el camino hacia la liberación. Si comenzamos con una práctica, dudamos de su eficacia; cuando escuchamos enseñanzas, dudamos de su autenticidad. Dudamos de nuestra capacidad para practicar; dudamos de la capacidad de nuestro maestro para guiarnos; dudamos del sendero que practicamos; dudamos de la existencia de la Iluminación. Incapaces de alcanzar ningún tipo de resolución, no podemos avanzar por el sendero, y nuestra mente permanece atormentada. Nuestros propósitos últimos, la liberación y la Iluminación, son devorados por este demonio de la duda.

Para contrarrestar la duda, primero tenemos que frenar el flujo de pensamientos contradictorios y calmar nuestra mente. La mediación en la respiración es un excelente modo de eliminar el pensamiento discursivo, y de centrar la mente. Una mente asentada puede distinguir los asuntos importantes que necesitan ser considerados, de los escépticos y sin sentido. Después debemos de aprender a pensar lógicamente y claramente, de forma que podamos investigar estos temas y alcanzar las conclusiones correctas. Por esta razón, en los monasterios tibetanos se pasan años debatiendo y discutiendo sobre las escrituras. La estructura formal del debate nos enseña como examinar las enseñanzas claramente, y comprobar su validez. También descubre el significado profundo de las enseñanzas, mostrándonos lo que hacemos y no entendemos; y elucidando diversas perspectivas. Aunque no entremos en un debate formal, el discutir tópicos del Dharma con amigos sirve para este mismo propósito. De esta forma podemos clarificar lo que creíamos, y habiendo hecho esto, podemos practicar de acuerdo a ello.

DEDICACIÓN.

¡Que estas plegarias y peticiones que te hacemos,

Aparten las condiciones desfavorables para la práctica del Dharma,

Y nos propicien una larga vida, un karma positivo, gloria, plenitud,

Y las demás condiciones favorables que deseamos!

Con la práctica de Tara, y aplicando los antídotos para los ocho peligros, y con la intención de beneficiar a todos los seres, hemos creado un tremendo potencial positivo.  Ahora lo dedicaremos, dirigiendo su maduración, con dos propósitos principales. El primero es para que todos los seres se vean libres de las condiciones desfavorables que impiden nuestra práctica, e imposibilitan la integración del Dharma en nuestra propia mente. Dichas condiciones pueden ser externas, como la guerra, la pobreza, las obligaciones excesivas, o la falta de un guía espiritual cualificado; o internas, tales como la enfermedad, la turbulencia emocional, las dudas, o la incapacidad mental. Segundo, dedicamos esto para que nosotros y los demás encontremos las condiciones apropiadas para realizar el Sendero del Despertar. Una vida larga es importante, de forma que podamos practicar las enseñanzas del Buda durante un largo periodo de tiempo. El potencial o karma positivo nos permite morir sin remordimientos, y nos impulsa hacia renacimientos afortunados en los que podamos continuar con nuestra práctica espiritual. También fertiliza nuestra mente, de forma que entendemos las enseñanzas del Buda más fácilmente, y seremos capaces de integrarlas en nuestras vidas. Nos proporcionará la riqueza material necesaria para que podamos practicar sin que nos sintamos agobiados. También nos permite compartir nuestras posesiones con otros, acumulando entonces el potencial positivo de la generosidad. La riqueza espiritual nos permite contactar con un maestro espiritual cualificado, y con buenos amigos en el Dharma, de manera que nos estimulan en nuestra práctica.

La palabra “Gloria”, puede referirse a la capacidad y a las condiciones necesarias para ayudar a los demás con los medios hábiles adecuados. “Plenitud”, es la sensación de riqueza que nos permite tanto dar nuestras posesiones materiales, como compartir nuestro amor, protección, y comprensión del Dharma con otros, de la forma más adecuada.

Aunque los anteriores versos son empleados como una súplica a Tara, para que nos proteja de los diversos peligros, tenemos que recordar algunos punto importantes para entender su significado correctamente.

Primero: Tara no es un “yo inherente”, una deidad independiente (de sus causas y condiciones), o Dios. Como todas las personas  y todos los fenómenos, existe dependientemente; y está vacía de una existencia independiente o absoluta. Podríamos sentirnos tentados a pensar en Tara como en un ser externo a nosotros, que puede desarrollar una suerte de mágicas acciones para evitar nuestras dificultades y colmar nuestros deseos egoístas, mientras nosotros estamos sentados cómodamente y relajados. En vez de esto, hacemos estas peticiones siendo conscientes de que nosotros (quienes hacemos la petición), Tara (a quien le estamos pidiendo), y la misma acción de pedir, están todas ellas vacías de una existencia independiente, aunque existen convencionalmente.

Segundo: Aunque todos los seres que han llegado a ser Tara, se encuentran libres de sus limitaciones, a la hora de ayudar a otros no son omnipotentes. Pueden enseñar, guiar, e inspirarnos tan solo en la medida en que nosotros seamos receptivos. Uno de los propósitos de recitar estos versos, y otros similares, es abrir nuestra mente y nuestro corazón, haciendo que seamos recipientes espirituales receptivos. Aunque parezca que estamos rogando a una Tara externa, en realidad estamos invocando a nuestra sabiduría y compasión internas, en base a generar maravillosas aspiraciones; y dirigiendo nuestros pensamientos hacia metas virtuosas. Cuanto más abramos nuestros corazones, con amor y compasión hacia todos los seres, de forma ecuánime, mejor nos podrá ayudar Tara. Cuanto mayor sea nuestra sabiduría con respecto a la comprensión de la naturaleza última, más profundamente puede inspirarnos Tara para profundizar en nuestras realizaciones.

 

 

Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

 

 

2 comentarios:

  1. Dedico esta virtud de leer y conocer el dharma para que todos los seres dejen de sufrir y encuentren las condiciones para alcanzar la iluminación. OM TARE TUTARE TURE SOHA.
    Gracias

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