Homenaje al gurú.
La Dama Tsogyal de Kharchen sirvió al Cuerpo de Emanación,
Orgyen Padmakara, desde los ocho años, acompañándolo del mismo modo en que la
sombra sigue al cuerpo. Cuando el Gurú estaba a punto de abandonar Tibet para
dirigirse a la tierra de los raksas, yo, la Dama Kharchen, tras haber ofrecido
un mandala de oro y turquesas, y haber preparado un festín Tántrico, ante una asamblea
dispuesta en círculo, imploré:
“¡Gran Maestro! Tú vas a partir para domar a los raksas. Yo
voy a ser dejada aquí, en Tibet. Aunque te he servido durante mucho tiempo, Maestro,
esta mujer madura no tiene confianza respecto a las instrucciones en el momento de la muerte. Por lo tanto, te suplico
que amablemente me des una instrucción condensando todas las enseñanzas en una,
de forma que sea concisa y fácil de practicar.”
El Gran Maestro replicó: “Devota, escúchame con una mente
virtuosa y llena de fe. Aunque existen muchos puntos esenciales profundos con
respecto al cuerpo, permanece libre y relajada, como cuando te sientes a gusto.
Aunque hay muchos puntos esenciales respecto al habla, tales
como el control de la respiración y la recitación de mantras, deja de hablar y
permanece como un mudo. Todo está incluido en eso.
Aunque hay muchos puntos esenciales respecto a la mente,
tales como el concentrarse, relajarse, proyectar, disolver, y enfocar la
atención hacia el interior, todo está incluido en dejar que la mente descanse
en su estado natural, libre y cómoda, sin fabricaciones. Pero la mente no
permanece tranquilamente en ese estado.
Te puedes preguntar, ¿Es la mente una simple nada? La mente
sigue reluciendo y brillando, como la corona caliente del Sol. Te puedes
preguntar, ¿Es la mente algo existente? La mente no tiene color o forma para identificarla,
sino que es vacía y completamente despierta. Esa es la naturaleza de tu mente.
Una vez que uno la ha reconocido de esta forma, el llegar a
conseguir una certeza completa con respecto a ello, eso es la visión. El
permanecer sin distracción en el estado de quietud, sin elaboraciones mentales
o fijación, eso es meditación. En ese
estado, permaneciendo libre de apego y rechazo, de aceptación o de repudio, de
esperanza o de miedo, hacia cualquiera de las experiencias de los seis sentidos[1],
eso es conducta.
Ante cualquier duda o vacilación, mentalmente llama a tu
maestro pidiéndole ayuda. No permanezcas en lugares concurridos por la gente
ordinaria, practica en un lugar apartado. Abandona tu aferramiento hacia
aquello a lo que estés más apegada, y también hacia aquellos hacia los que
estés más vinculada en esta vida, y practica. Cuando practicas de este modo,
aunque tu cuerpo permanece con su forma humana, tu mente es igual a la de los
Budas.
A la hora de la muerte, deberías de practicar tal como sigue:
cuando el elemento tierra se disuelve en el elemento agua, el cuerpo se hace
pesado, y no puede sostenerse. Cuando el elemento agua se disuelve en el
elemento fuego, la boca y la nariz se secan. Cuando el elemento fuego se
disuelve en el viento, el calor corporal desaparece. Cuando el elemento viento
se disuelve en la consciencia, uno no puede exhalar e inhalar más que con
dificultad y agitación.
Tu siguiente sensación será como si estuvieras siendo
aplastada por una gran montaña, como si estuvieras dentro de una gran
oscuridad, o siendo arrojada dentro de la expansión del espacio. Todas estas
experiencias están acompañadas de fuertes sonidos atronadores y muy vibrantes. Todo
el cielo está vívidamente brillante, como un brocado desplegado.
Ahora, dentro de una cúpula de luz de arco iris, las formas
naturales de tu mente comienzan a llenar el cielo bajo las formas de deidades
pacíficas, coléricas, y semicoléricas, algunas con varias cabezas. Algunas de
ellas blanden armas en sus manos, y pronuncian palabras como: “¡Golpea,
golpea!”, “¡Mata, mata!”, “¡Hum, Hum!”, “¡Phat, Phat!” y otros fieros sonidos.
Es como si la luz de cien Soles estuviera brillando a la vez. En este momento,
tu deidad innata te recordará que permanezcas consciente, diciendo: “¡No te
distraigas, no te distraigas!”. Tu demonio innato obstaculizará todas tus experiencias,
pronunciará agudos y fieros sonidos, te confundirá para hacerlas colapsar.
Llegado este punto, tienes que saber esto: la sensación de
estar siendo aplastada, no es que estés siendo aplastada por una gran montaña;
son tus propios elementos que se están disolviendo. ¡No sientas miedo por eso! La
sensación de estar siendo atrapada dentro de la oscuridad, no es una oscuridad.
Son tus cinco facultades[2]
de los sentidos disolviéndose. La sensación de estar siendo arrojada dentro de
la expansión del espacio, no es que estés siendo arrojada. Es tu mente que está
ya sin soporte porque ella y tu cuerpo se han separado, y has dejado de
respirar.
Todas las experiencias de arco iris de luz son las
manifestaciones naturales de tu mente. Las formas pacíficas y coléricas son las
manifestaciones naturales de tu mente. Todos los sonidos son tus propios
sonidos. Todas las luces son tus propias luces. No tengas dudas con respecto a
eso. Si sientes duda, ello te arrojará al samsara de nuevo. Determina que todo
esto es una proyección tuya, y entonces, cuando permanezcas bien despierta en
la luminosa vacuidad, simplemente permaneciendo en eso, tú lograrás los tres
cuerpos[3],
y despertarás a la Iluminación. Aunque alguien te lanzara entonces dentro de la
existencia cíclica[4], tú no
irías allá.
La deidad innata significa la presencia no distraída de la
mente, que ahora ha parado la conceptualización. A partir de este momento, lo
más importante es apartar a esta mente de la esperanza y el miedo, del
aferramiento y el apego hacia los objetos de las seis facultades, y también de
la fascinación, la alegría, y la tristeza. Si ahora ya has llegado a ser
estable en esto, serás capaz de reasumir tu estado natural en el bardo, y
despertarás a la Iluminación. Por lo tanto, el punto más importante es mantener
tu práctica sin distracción a partir de este mismo instante.
El demonio innato es tu tendencia hacia la ignorancia, tu
duda, y tu vacilación. Ante cualquier fenómeno atemorizador que aparezca
entonces, tales como sonidos, colores, y luces, no sientas fascinación, no
dudes, y no tengas miedo. Si llegas a caer en la duda, aunque sea durante un
solo momento, ello ocasionará que vuelvas a vagar dentro de la existencia
cíclica, así que gana una estabilidad mental[5]
completa.
A continuación tú puedes experimentar la entrada dentro de un
vientre como si fuera el estar accediendo dentro de palacios celestiales. No
sientas atracción hacia ellos. Asegúrate de ello. Permanece libre del anhelo y
el miedo. Yo te juro que entonces sin duda alcanzarás la Iluminación, y ya no
volverás a renacer más.
Cuando sucede esto, no es que seas ayudada por un Buda,
puesto que tu consciencia es primordialmente Iluminada. No es que puedas ser
dañada por un infierno, puesto que el apego ha sido naturalmente eliminado, y
el miedo hacia la existencia cíclica y el anhelo por el nirvana han sido
cortados de raíz. El alcanzar la Iluminación puede ser comparado al agua
clareada de sus sedimentos, al oro limpiado de impurezas, y a un cielo sin
nubes.
Después de haber conseguido el Cuerpo de la Verdad semejante
al espacio para beneficio de uno, te implicarás en el beneficio de todos los
seres en toda la extensión del espacio. Tras haber obtenido el Cuerpo de Gozo y
el Cuerpo de Emanación para el beneficio de los otros, tú beneficiarás a los
seres sintientes en la misma medida en que tu mente penetra[6]
a los fenómenos.
Si esta instrucción es dada tres veces, incluso a un gran
transgresor como aquel que ha matado a su padre y madre[7],
el no caerá dentro de la existencia cíclica, incluso aunque fuera arrojado
allí. No hay ninguna duda de que llegará a estar Iluminado. Incluso aunque tú
poseas muchas otras enseñanzas profundas, sin una instrucción como esta,
permanecerás alejada de la Iluminación. Puesto que no sabes dónde puedes estar
vagando la próxima vida, practica esto con perseverancia.
Tú puedes dar esta instrucción a aquellos recipientes que
tengan una fe grande, que sean muy diligentes e inteligentes, que recuerden
siempre a su maestro, que tengan confianza en las instrucciones orales, que se esfuercen
en la práctica, que tengan estabilidad mental, y que sean capaces de abandonar
los intereses mundanos[8].
Dales esto con el sello de la transmisión del maestro, con el sello del secreto
del Yidam, y con el sello de la transmisión de las dakinis.
Aunque yo, Padmakara, he seguido a muchos maestros durante
mil ochocientos años, he pedido instrucciones, he recibido enseñanzas, he
estudiado y enseñado, meditado y practicado, no encuentro ninguna enseñanza más
profunda que esta. Yo parto a domar a los raksas. Tú deberías de practicar
esto. Dama, tu llegarás a alcanzar la Iluminación en los reinos celestiales.
Por lo tanto, persevera en esta instrucción.”
Después de hablar así, el Precioso Maestro[9]
montó sobre los rayos del Sol, y partió hacia la tierra de los raksas.
Siguiendo esto, la Dama Tsogyal alcanzó la liberación. Ella hizo la promesa de
escribir esta enseñanza, y de ocultarla como un tesoro profundo[10].
Ella hizo esta aspiración: “Que en el futuro, pueda ser dada a Gurú Dorje
Lingpa. Que entonces pueda beneficiar a muchos seres.”
Esto completa la “Sagrada
Instrucción llamada la Esencia Refinada, la contestación a las preguntas sobre
la liberación en el momento de la muerte y en el bardo”. Samaya, sello,
sello, sello.
Este texto fue encontrado y decodificado por el revelador de
tesoros[11],
Dorje Lingpa.
Traducido y anotado por el ignorante y falto de devoción
upasaka Losang Gyatso. Editado a 12/09/2015.
[1]
Los cinco sentidos (ojo, oído, nariz, lengua, cuerpo) más la mente.
[2]
Las facultades del ojo, oído, nariz, lengua, y cuerpo o tacto.
[3]
Le Cuerpo de la Verdad (Dharmakaya),
el Cuerpo del Gozo (Sambhogakaya), y
el Cuerpo de Emanación (Nirmanakaya).
[4] Samsara.
[5] Samatha.
[6] Vipashyana.
[7]
Dos de las Cinco Acciones Atroces: matar a la madre, matar al padre, matar a un
Arhat, hacer sangre intencionadamente a un Buda, y sembrar la disensión en la
Comunidad (sangha).
[8]
Los Ocho Intereses Mundanos: la ganancia y la pérdida, la fama y la irrelevancia,
la alabanza y la crítica, el placer y el dolor.
[9] Gurú Rinpoche.
[10] Terma.
[11] Tertön.