martes, 13 de noviembre de 2012

Losang Gyatso: Sobre la generosidad.

 
 
 
 
Decía el Buda : “Todos los seres humanos necesitan condiciones de prosperidad para mantener la práctica”, y por eso la primera de las perfecciones que él enseñó es la Perfección de la Generosidad. La perfección del dar. El Buda no enseñó las perfecciones de una forma caprichosa, al azar. Todo su método no es más que causa y efecto, haz esto y obtendrás aquello; si tienes esto, es  debido a aquella causa. El Buda enseñó que de la semilla de la generosidad surge el fruto de la prosperidad, de la riqueza; y que de la semilla de la avaricia surge la fruta de la privación, y en los casos severos, de la extrema privación. Nagarjuna, decía: “Incluso la riqueza y la buena salud de aquellos que son muy malvados, surge de las causas generadas con anterioridad”. Bueno, estas citas son de memoria, no completamente exactas, pero están en el espíritu de la cuestión. Nosotros, por tradición cultural, que en sí mismo es también causa de una forma de percibir, tendemos a pensar que todas las causas están en el presente; en cierto modo se parece a cuando limpias una huerta, y no dejando nada de broza, a los pocos meses está igual. Eso depende de las semillas de esas plantas. Sin embargo, si no se limpia, la huerta deja pronto de ser una huerta, pero la causa de las plantas no deseadas está en las semillas, en el suelo, y en las condiciones para que germinen.
Lo que los budistas llaman generosidad, los cristianos lo llaman caridad, y desde otro punto de vista se le llama justicia. Desde los movimientos políticos se tiende a buscar esa justicia. Pero no parecen observar las condiciones de las mentes, o las tendencias de las mentes de las personas y de los demás seres vivos. En muchas ocasiones todo ello está mezclado con la agresividad, el deseo de obtener, el apego a las riquezas y el estatus social; si lo observamos, está teñido por nuestros miedos, por nuestro temor, por nuestro apego, más que por nuestro amor, nuestra compasión, o nuestra sabiduría entorno a la ley de causa y efecto.
Respecto a cómo conservar la riqueza, el Buda decía: “Deja dos partes para las necesidades de tu negocio, una para cuando vengan malos tiempos, y con la otra haz lo que te parezca mejor”. También decía que era necesario el esfuerzo, el compromiso, el no derroche, el no dejarse arrastrar por comportamientos negativos. Claramente y con un gran sentido común, habló de las condiciones de prosperidad, y siempre dijo que la generosidad apropiada era la causa de ello.